Cuando las cuotas reemplazan la capacidad profesional: la desventaja de DEI en el Departamento de Estado

Las medidas que buscan ampliar la representación en el servicio diplomático han generado debate sobre su impacto en los estándares profesionales.

En lugar de fortalecer su misión diplomática, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha optado por seguir una agenda ideológica que pone en riesgo tanto la calidad de su personal como la eficacia de su política exterior. 

Desde el inicio de la administración Biden, se ha impulsado una política transversal de “Diversidad, Equidad e Inclusión”, que ha transformado procesos de contratación, promoción y programas internacionales. El problema, según los críticos, no radica en la diversidad per se, sino en la forma en que se está forzando, sacrificando estándares profesionales para cumplir metas demográficas.

Mientras que la diversidad puede surgir de forma natural a través de la competencia justa, la implementación de “equidad” bajo los parámetros actuales busca resultados iguales, no igualdad de oportunidades. Esta visión, influenciada por teorías como la del racismo estructural, lleva a alterar procesos para asegurar ciertos resultados, sin importar el mérito individual.

En un contexto donde solo el 30% de los estudiantes de octavo grado en Estados Unidos dominan la lectura y decenas de escuelas en Illinois no reportan un solo alumno con conocimientos matemáticos básicos, la verdadera crisis está en la educación pública. Para lograr una fuerza laboral diversa y competente, los expertos advierten que se necesita más exigencia académica, disciplina y rendición de cuentas, no ingeniería social en las contrataciones.

Pese a ello, el Departamento de Estado ha optado por reducir estándares de ingreso y expandir su activismo internacional. Su Plan de Acción para la Equidad menciona “equidad” 113 veces, pero “igualdad” solo siete. Bajo la dirección de Antony Blinken, se financiaron actividades como shows drag en Ecuador, bibliotecas de género en Líbano, y entrenamientos DEI para policías en América Latina, desviando recursos y atención de las prioridades estratégicas.

En paralelo, la agencia USAID promovió tratamientos médicos de afirmación de género en menores, incluso cuando países como Reino Unido ya han prohibido esta práctica. En foros internacionales, diplomáticos estadounidenses impulsaron la eliminación de términos como “sexo” o “mujer”, reemplazándolos por formulaciones que, según críticos, abren la puerta a que hombres biológicos invadan espacios femeninos.

El énfasis en ciertos lineamientos ideológicos ha desplazado, en algunos casos, los criterios tradicionales de selección, lo que plantea interrogantes sobre su impacto en la eficacia y la proyección internacional del país.