El Partido Demócrata pierde terreno entre sus propios votantes jóvenes de la generación Z

La caída es notable respecto a 2020, cuando casi la mitad los apoyaba.

A menos de dos años de las elecciones legislativas de 2026, los demócratas del Congreso ya cuentan los días para intentar recuperar el control de la Cámara de Representantes y el Senado. Pero un nuevo sondeo del Instituto de Política de Harvard lanza una advertencia clara: la relación entre los jóvenes y el Partido Demócrata atraviesa su peor momento en años.

Según la Harvard Youth Poll, publicada esta semana, apenas el 23% de los jóvenes de entre 18 y 29 años aprueba el desempeño de los demócratas en el Congreso. Un 66% lo desaprueba. El dato resulta aún más alarmante al compararlo con años anteriores: en 2017, ese mismo índice de aprobación era del 42%. En 2020, alcanzaba el 48%. Hoy está por debajo de la mitad.

El problema no es solo externo: el desencanto proviene incluso del interior del propio partido. Mientras que en 2020, el 79% de los votantes jóvenes demócratas aprobaba el trabajo de sus representantes, hoy esa cifra se ha desplomado al 47%. Aún más preocupante: solo el 23% de quienes votaron por Kamala Harris en 2020 aprueban el desempeño actual del partido en el Congreso.

A nivel estratégico, los demócratas enfrentan un dilema. En un contexto político nacionalizado, pero con distritos tan diversos como contradictorios, resulta difícil encontrar un mensaje unificador que funcione tanto para un senador de un estado indeciso como para una diputada progresista de Nueva York. Y aunque la base pide más confrontación frente a Trump, muchos legisladores temen que un tono combativo los aleje del votante moderado.

La división dentro del partido también ha mutado. Ya no se trata solo de diferencias ideológicas entre el ala moderada y la izquierda. Ahora el conflicto gira en torno a la actitud frente al presidente Trump: ¿enfrentarlo directamente o adoptar una postura más táctica? El activista David Hogg, de 25 años, recientemente anunció una inversión de 20 millones de dólares para apoyar a candidatos que desafíen a legisladores “demasiado blandos”. Su anuncio desató una tormenta interna entre figuras del Comité Nacional Demócrata.

Pero no todo son malas noticias. El sondeo también revela que, aunque los jóvenes se han alejado de los demócratas, no se han acercado a Trump ni al Partido Republicano. 

El verdadero desafío para figuras como la congresista Suzan DelBene, la senadora Kirsten Gillibrand y el DNC será definir un rumbo claro. Hablar sobre precios, derechos civiles, corrupción… o todo al mismo tiempo. Lo que el sondeo deja claro es que no hay tiempo que perder. Si los demócratas quieren reconectar con una generación cada vez más escéptica, tendrán que demostrar —y pronto— que la política todavía puede mejorar algo. Porque, hasta ahora, la Generación Z no lo ve así.