Estados Unidos insta a sus aliados de la OTAN a compartir más responsabilidades ante un escenario global desafiante
- Tara Lau
- May 22
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La próxima cumbre de la OTAN en La Haya será un punto de inflexión para la seguridad transatlántica. Estados Unidos hace un llamado firme a sus aliados europeos para que refuercen su compromiso con la defensa común, especialmente ante el deterioro del entorno estratégico en Europa y el Indo-Pacífico.
Durante años, EE. UU. ha sostenido la mayor parte del gasto militar dentro de la Alianza, invirtiendo en promedio un 3.42 % de su PIB, frente al 1.59 % de los demás miembros. Esta diferencia no solo refleja un desequilibrio financiero, sino que pone en juego la sostenibilidad del sistema de defensa colectiva. Mientras Washington enfrenta crecientes presiones fiscales internas, los aliados deben asumir una mayor parte del esfuerzo común.
En este contexto, se propone elevar el objetivo de gasto en defensa del 2 % al 3 % del PIB, como una forma de corregir años de inversión insuficiente. Esta medida permitiría acelerar la producción de armamento, mejorar la preparación militar y enviar un mensaje claro de disuasión ante actores agresivos como Rusia o China.
Asimismo, se plantea reformular el objetivo de destinar el 20 % del presupuesto de defensa a equipamiento e investigación. Países como España han cumplido este porcentaje sin alcanzar el mínimo general del 2 %, lo que limita el impacto real. Una nueva meta basada en el PIB —como el 0.6 % para equipamiento— garantizaría una inversión más coherente con las necesidades actuales.
Finalmente, Estados Unidos subraya la urgencia de aplicar el Artículo 3 del Tratado del Atlántico Norte, que llama a cada país a fortalecer su capacidad de defensa individual y colectiva. La falta de preparación de muchos aliados quedó expuesta con la respuesta fragmentada a la invasión rusa de Ucrania, marcada por la escasez de suministros y retrasos en la entrega de ayuda militar.
Estados Unidos ha cumplido con creces su parte del compromiso. Ahora, es momento de que Europa también asuma un papel protagonista. Reforzar la capacidad defensiva colectiva no es solo una cuestión de equidad, sino de necesidad estratégica frente a un orden internacional cada vez más volátil.
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