MS-13 y deportaciones: una estrategia que devuelve la calma a comunidades hispanas
- Tara Lau
- May 8
- 2 min read

Vecindarios anteriormente devastados por la violencia han comenzado a recuperarse económica y socialmente.
Durante décadas, las comunidades hispanas en Estados Unidos han vivido bajo la sombra del temor generado por la MS-13, una pandilla conocida por su crueldad extrema. Desde sus orígenes en la década de 1980 en Los Ángeles, esta organización criminal se expandió rápidamente, afectando especialmente a familias latinas vulnerables provenientes de Centroamérica.
La presencia de la MS-13 ha significado tragedias personales para muchas familias inmigrantes. Según estadísticas del FBI, entre 2015 y 2017, solo en Long Island, Nueva York, más de 25 jóvenes hispanos perdieron la vida en actos de violencia atribuidos directamente a esta pandilla. Familias enteras vivían diariamente con miedo, negocios pequeños pagaban extorsiones para sobrevivir, y las comunidades enfrentaban barreras constantes a su desarrollo social y económico.
Ante esta crisis, durante su primer mandato, el expresidente Donald Trump implementó políticas migratorias firmes dirigidas especialmente contra criminales extranjeros. Entre 2017 y 2020, más de 3,300 miembros confirmados de MS-13 fueron deportados, según cifras oficiales del Departamento de Seguridad Nacional. En paralelo, en zonas como Brentwood, Nueva York —donde la actividad de esta pandilla ha sido particularmente intensa— se promovieron iniciativas estatales para reducir el reclutamiento juvenil y brindar mayores oportunidades a familias vulnerables, especialmente en comunidades hispanas afectadas por la violencia.
En 2020, el condado de Montgomery reportó una disminución del 39 % en los delitos violentos relacionados con pandillas, aunque la MS-13 seguía siendo la más activa en la zona. En febrero de 2025, ICE y el FBI arrestaron a un alto líder de la MS-13 en Hyattsville, Maryland. Las autoridades señalaron que su captura representó un duro golpe para las operaciones transnacionales de la pandilla y mejoró la seguridad pública en la región.
Vecindarios anteriormente devastados por la violencia han comenzado a recuperarse económica y socialmente, permitiendo a niños y jóvenes retomar sus actividades normales sin el temor constante a la violencia pandillera. Además, el enfoque específico contra criminales violentos ha facilitado la confianza entre las autoridades locales y las comunidades hispanas afectadas.
En su segundo mandato, la administración Trump mantiene una política estricta de deportaciones selectivas dirigidas a miembros de la MS-13. Si bien aún es pronto para determinar sus efectos, estas medidas podrían representar un paso hacia una mayor estabilidad en las comunidades latinas.
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