Nuestros hijos conocen a estrellas de TikTok, pero no quién abolió la esclavitud
- Tara Lau
- May 22
- 2 min read

Según una encuesta reciente, solo el 12% de los adultos estadounidenses sabe que la Enmienda 13 abolió la esclavitud.
En Estados Unidos, millones de jóvenes podrían nombrar a sus influencers favoritos sin dudar, pero no sabrían decir quién firmó la Proclamación de Emancipación o qué derechos consagra la Constitución. Esta desconexión con la historia nacional no es casualidad, sino el resultado de décadas de abandono sistemático de las humanidades en el sistema educativo.
La visión fundacional de figuras como John y Abigail Adams imaginaba una ciudadanía ilustrada, formada en ciencias, historia, religión, música y literatura. Pero el rumbo cambió bruscamente a mediados del siglo XX, especialmente tras el lanzamiento del Sputnik en 1957. La carrera espacial llevó a una reestructuración de prioridades: se impulsaron las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en detrimento de las humanidades, cuya importancia fue minimizada.
Hoy, solo el 18% de las universidades en Estados Unidos exige cursos de historia o gobierno en su currículo general.Incluso instituciones de élite como Columbia permiten que un estudiante se gradúe en historia sin haber cursado una sola materia sobre Estados Unidos. Lo mismo ocurre en universidades como Colgate, donde los estudiantes pueden especializarse en temas como historia ambiental o de género, sin tocar la historia estadounidense.
La tendencia es generalizada: 24 de las 25 universidades nacionales más prestigiosas no exigen cursos amplios de historia americana. Ni siquiera las tradicionales casas de estudios liberales —como Amherst, Vassar o Williams— escapan a esta omisión.
Los resultados son preocupantes. Según una encuesta reciente, solo el 12% de los adultos estadounidenses sabe que la Enmienda 13 abolió la esclavitud. Un 30% cree que la Enmienda de Igualdad de Derechos garantizó el voto a las mujeres —cuando en realidad eso lo hizo la Enmienda 19. En 2015, uno de cada diez graduados universitarios pensaba que “la Jueza Judy”, una figura televisiva, era parte de la Corte Suprema.
Más alarmante aún, en 2024, el 68% de los estudiantes universitarios no sabía que solo el Congreso puede declarar la guerra, y el 71% ignoraba cuándo obtuvieron derecho a voto los ciudadanos de 18 años. Todos estos errores ocurrieron en pruebas de opción múltiple.
Como advirtió Bruce Cole, ex presidente del National Endowment for the Humanities, “una democracia no se perpetúa sola. Hay que renovar la historia y los valores con cada generación.” Si no revertimos el desprecio por la enseñanza cívica e histórica, corremos el riesgo de criar ciudadanos desinformados, vulnerables a la manipulación y alejados de su responsabilidad democrática.
La historia desempeña un papel importante en la formación ciudadana. Por ello, universidades, gobiernos y docentes pueden contribuir a fortalecer su presencia en los procesos educativos. Comprender el pasado permite una mejor preparación para los desafíos del futuro.
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