Victoria Woodhull: la mujer que se postuló a la presidencia 50 años antes de poder votar
- Tara Lau
- May 19
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De origen humilde, fue médium, empresaria, activista feminista y pionera de Wall Street.
En 1870, una mujer escribió al New York Herald para anunciar su candidatura a la presidencia de Estados Unidos. Se llamaba Victoria Woodhull, y aunque la ley aún no permitía a las mujeres votar, nada les impedía —al menos legalmente— aspirar al cargo más alto del país. Casi un siglo antes de Hillary Clinton o Kamala Harris, Woodhull desafiaba las convenciones y plantaba cara a un sistema que ni siquiera la reconocía como ciudadana plena.
Nacida en la pobreza en Ohio en 1838, su infancia fue inestable y marcada por el escándalo: su padre fue acusado de incendiar su molino por el dinero del seguro, y Victoria pasó su adolescencia entre espectáculos de medicina ambulante y sesiones de clarividencia. A los 15 años, se casó con un médico alcohólico, trabajó como costurera y actriz para mantener a su familia, y finalmente se unió a su hermana Tennessee como sanadora espiritual.
Las dos hermanas se hicieron famosas entre la élite neoyorquina al trabajar como médiums para Cornelius Vanderbilt, magnate ferroviario que les confió inversiones. Con su asesoría, amasaron una fortuna y fundaron Woodhull, Claflin & Co., la primera casa de bolsa en Wall Street dirigida por mujeres. Pero Victoria no quería solo dinero: quería cambiar el país.
Fundó su propio periódico, Woodhull & Claflin’s Weekly, desde donde defendía el amor libre, el voto femenino y los derechos de los trabajadores. Publicó el Manifiesto Comunista en inglés por primera vez y destapó un escándalo sexual de un ministro protestante, lo que la llevó a la cárcel por "obscenidad"… el mismo día de las elecciones de 1872, en las que se convirtió en la primera mujer en postularse formalmente a la presidencia, por el Partido de Igualdad de Derechos. Su compañero de fórmula fue Frederick Douglass, aunque él nunca reconoció la nominación.
Tenía menos de 35 años, el mínimo legal para ocupar el cargo, y sus ideas —feminismo, espiritualismo, socialismo— eran demasiado radicales incluso para las sufragistas tradicionales, que se alejaron de ella. Tras varios juicios, escándalos y el cierre de su periódico, se mudó a Inglaterra en 1877, donde intentó limpiar su imagen. Participó en el movimiento sufragista británico y editó una revista con su hija, esta vez desde una visión más elitista: promovía la eugenesia.
Murió en 1927, a los 88 años. Pasó de la pobreza al poder, y de nuevo a los márgenes. La historia prefirió olvidarla por incómoda, pero Victoria Woodhull fue mucho más que un escándalo: fue una pionera política, financiera y feminista que vivió —y peleó— medio siglo por delante de su tiempo.
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